DESPUÉS DEL AÑO MÁS DIFÍCIL DE LA PANDEMIA DEL COVID-19, OPTIMISMO CAUTELOSO Y GRATITUD

Reflexiones de Dr. Jeff Duchin – Director de salud del departamento de Salud Pública – Seattle y el Condado de King

Hace un año, el Condado de King se convirtió en la zona con el caso cero de una pandemia emergente debido a un nuevo virus respiratorio, el SARS-CoV-2, que nos arrastró a una tormenta de sufrimiento e incertidumbre que continúa apaleándonos física, emocional, social y económicamente. La pandemia del COVID-19 durante este año ha sido un desastre natural continuo y agotador, con una duración, daño e impacto dominante en nuestras vidas sin precedentes.

Hemos tenido en el Condado de King, desde el inicio del brote, más de 82,000 casos, más de 5,000 hospitalizaciones y hemos perdido cerca de 1,400 vidas. Por lo que, comienzo expresando mis más sinceras condolencias a todos aquellos que han perdido a un ser querido o amistad a causa del COVID-19 y a todos los que han estado enfermos o están cuidando a alguien con COVID-19. Sigo de luto con ustedes, así como todos los que estamos en Salud pública.

Ha sido un año extremadamente difícil en muchos sentidos y más para unos que para otros. Es importante reconocer que el COVID-19 ha resaltado y exacerbado claramente las injusticias estructurales y las consiguientes desigualdades de salud en nuestra sociedad. Las comunidades de color han sido las más afectadas por el COVID-19, con los índices más altos de casos, hospitalizaciones y muertes. Las injusticias sistémicas, incluyendo la discriminación en la atención médica, la vivienda y la educación, así como tener menos acceso a la atención médica influyen a que estos índices sean tan elevados. Estos factores empeoran con el hecho de que las comunidades de color están representadas de manera desproporcionada en entornos laborales esenciales donde hay más posibilidades de estar expuesto al virus y, a menudo, menos flexibilidad para dejar el trabajo si es necesario.

También quiero agradecer a las muchas, muchísimas personas de diferentes edades que viven en el Condado de King, incluyendo a los niños, que han sufrido los impactos económicos y otros efectos no deseados a causa de este brote en curso y sus medidas de control.

Pero hoy, a pesar de que nuestra situación sigue siendo precaria y con una gran incertidumbre, se ve más brillante la luz al final del túnel y el camino hacia una vida más normal es más evidente.

A pesar de la incertidumbre y los desafíos reales y significativos que quedan, creo que hay motivos para ser optimistas pero cautelosos.

Tenemos muchas razones para sentirnos motivados como comunidad. Aunque este ha sido un año terrible en muchos sentidos, hasta el momento el Condado de King y nuestra región han resistido esta tormenta relativamente bien en comparación con la mayor parte del resto del país. El Condado de King tiene uno de los índices de mortalidad y de casos del COVID-19 (ver el cuadro a continuación) más bajos entre los 100 condados más grandes de EE. UU., ocupando el segundo lugar desde el más bajo en nuestra tasa total de casos de COVID-19 y el sexto desde el más bajo en nuestra tasa de mortalidad por COVID-19.

Sin embargo, aún con este éxito relativo, la semana pasada 21 residentes del Condado de King perdieron la vida a causa del COVID-19, una muerte cada ocho horas. Esa es una estadística inaceptable, pero que ha mejorado desde diciembre, cuando veíamos que un residente del Condado de King moría por COVID-19 cada tres horas. En estos momentos, aproximadamente 70 residentes del Condado de King son hospitalizados por semana, una hospitalización cada dos horas y media, a diferencia de las hospitalizaciones que ocurrían cada 40 minutos a mediados de diciembre.

Nuestro primer brote, detectado por primera vez en el centro de cuidados Life Care Center of Kirkland, afectó duramente a los centros  de atención a largo plazo (LTCF) del Condado de King. Desde entonces, casi el 60 % de todas las muertes han estado asociadas con algún LTCF. En fechas tan recientes como diciembre del 2020 y enero del 2021, se informó de cientos de casos y múltiples muertes semanales en los LTCF. En general, el 85 % del total de muertes en el Condado de King han ocurrido en personas que tienen 65 años o más. Por lo que, me llena de satisfacción compartir que nuestro equipo informó que la semana pasada fue la primera semana, desde que comenzó el brote hace un año, que no tuvimos ni un solo caso nuevo del COVID-19 en un LTCF. Lo que es una gran noticia.

A la fecha, nuestro brote se encuentra aproximadamente en un 90 % para regresar al nivel de transmisión del COVID-19 en el que estábamos antes de nuestra tercera ola, que ha sido la más grande hasta ahora y es responsable de tres cuartas partes de nuestros casos totales y la mitad de las hospitalizaciones y las muertes.

El panorama actual: aunque recientemente estamos avanzando en la dirección correcta en varios frentes, en estos momentos tenemos reportes de 140 casos nuevos a la semana, que es aproximadamente el doble del nivel en el que estábamos antes del aumento repentino reciente y tres veces el nivel en el que estábamos antes del incremento de la segunda ola, en el verano. Esto significa que todavía hay miles de personas contagiadas con COVID-19 en el Condado de King cada día y hasta la mitad de ellas pueden propagar la infección a pesar de no mostrar síntomas.

Una de nuestras preocupaciones principales son las variantes de SARS-CoV-2 que son más severas y contagiosas  y que están aumentando a nivel local y nacional, lo que representa una amenaza grave e impredecible para nuestro progreso. Nuestro nivel del COVID-19 actual y la presencia de éstas variantes preocupantes significa que debemos continuar con las medidas de prevención rigurosas contra el COVID-19 para evitar una posible cuarta ola de infecciones. Es fundamental comprender que seguimos siendo vulnerables y que el exceso de confianza en estos momentos sería un gran error. Pero hoy estamos en una situación mucho mejor que hace un mes y nos estamos acercando a regresar a una posible normalidad en unos meses; la única pregunta es qué camino tomaremos para llegar ahí.

Viendo el lado positivo, hemos demostrado que podemos reducir los casos del COVID-19 cambiando nuestro comportamiento y nuestro entorno, limitando las actividades con personas que no son parte de nuestro hogar, usando mascarillas o cubrebocas bien hechos y ajustados, evitando pasar tiempo en el interior de lugares abarrotados y mal ventilados y proporcionando recursos que permitan a las personas tomar las medidas necesarias. Será importante seguir prestando atención especial a disminuir el riesgo en espacios cerrados con mucha gente y con poca ventilación, mediante la mejora de la calidad del aire en espacios cerrados.

Pero la mejor noticia de todas para controlar en última instancia la pandemia del COVID-19 es el desarrollo y la creciente disponibilidad de vacunas altamente efectivas y continuamos vacunando tan pronto como recibimos las dosis (sitio web disponible solo en inglés). Más de la mitad de los adultos que tienen 65 años o más y casi el 60 % de los adultos que tienen 70 años o más han recibido al menos una dosis. Sin embargo, a pesar de que las comunidades de color se han visto desproporcionadamente afectadas por el COVID-19, las tasas de vacunación entre muchas de estas poblaciones están por debajo de las de los blancos por eso continuaremos trabajando para cerrar esa brecha y lograr la equidad en el acceso y la cobertura de las vacunas.

La vacunación es nuestra arma más poderosa contra el COVID-19, pero no puede ser nuestra única estrategia en este momento. Es fundamental seguir luchando contra este virus tanto con medidas de prevención como de vacunación para reducir el riesgo de un incremento repentino de casos en la primavera. Si nos relajamos demasiado pronto y no logramos contener aún más la propagación del COVID-19, si viajamos y nos reunimos en la forma en que lo hicimos durante las vacaciones de verano e invierno, aumentaremos las probabilidades de sufrir otro aumento en los casos, hospitalizaciones y muertes en la primavera.

Así que, aunque es imposible predecir a ciencia cierta la trayectoria de nuestro brote, especialmente con la propagación de las nuevas variantes, creo que necesitamos tener un optimismo realista y cauteloso. Si tenemos éxito manteniendo esfuerzos serios de prevención, precaución en nuestras actividades y vigilancia para detectar signos de un peligro creciente por unas semanas más, es posible que podamos dejar atrás lo peor de la pandemia del COVID-19 y centrar nuestra atención en la curación, la recuperación y la transición a un futuro mucho más agradable.

Para terminar, quiero reconocer el trabajo difícil que muchos de los miembros de nuestra comunidad han llevado a cabo y deberán continuar haciendo para ayudar a contener este virus y mantenernos sanos unos a otros en las semanas y meses venideros. Quiero reconocer especialmente a nuestros trabajadores del sector salud y de respuesta a emergencias y a los muchos otros trabajadores esenciales de primera línea que día tras día, desde el primer día de esta pandemia, en circunstancias estresantes y frente a riesgos e incertidumbres personales, han estado brindando atención médica y otros servicios esenciales de los que depende nuestra comunidad. Y finalmente, quiero expresar mi profunda y eterna gratitud a cada uno de mis cientos de increíbles colegas del departamento de Salud pública que han estado dándolo todo por más de un año y bajo circunstancias extremadamente difíciles, tanto respondiendo a este brote como garantizando que las funciones y servicios esenciales de salud pública continúen en nombre de todos los habitantes del Condado de King.

Publicado originalmente el 4 de marzo del 2021.