Conmemorando un año difícil para los adultos mayores y sus cuidadores

Publicado originalmente el 2 de marzo del 2021.

Durante el último año, muchos de nosotros hemos encontrado obstáculos que nunca esperamos experimentar: una primera época decembrina solos; un semestre escolar completo en línea; cerca de un año sin abrazar amigos o familiares. Esta semana se marca otro suceso triste del COVID-19 – el aniversario número uno de la primera muerte confirmada por COVID-19 en EE. UU. el cual ocurrió aquí en el Condado de King.

Desde esa semana, nuestras vidas cambiaron inimaginablemente.

Más de 1,300 personas en el Condado de King han perdido sus vidas debido al COVID-19, y más de 500,000 personas a nivel nacional han muerto. Deben ser recordadas. La vida para las familias y seres amados que los perdieron nunca será la misma. Tampoco para los casi 80,000 sobrevivientes del COVID-19 en el Condado de King, ya que muchos de ellos continúan sintiendo los impactos a largo plazo de su enfermedad.

Otros perdieron o tuvieron que renunciar a sus trabajos, o tuvieron recortes salariales. Las familias asumieron una doble labor como maestros de aprendizaje en casa. Los educadores cambiaron rápidamente su curso, para dominar nuevas tecnologías para que los niños continuaran aprendiendo.

Para los suficientemente afortunados que no han experimentado grandes pérdidas, el cambio grande de rutina a largo plazo, falta de contacto humano, y el incremento de incertidumbre, han provocado un aumento de estrés y desafíos de salud mental.

Las comunidades de color han soportado desproporcionadamente la carga por el COVID-19.

En el Condado de King, el índice de casos y hospitalizaciones por COVID-19 ha sido significativamente más alto para hispanos/latinx, nativos hawaianos/isleños del Pacífico, negros e indios americanos/nativos de Alaska en comparación con los blancos. Y, cuando se toma en cuenta el hecho de que la población blanca es mayor que la negra, indígena y personas de color (BIPOC), las comunidades de color tienen también un índice de muerte más alto en comparación con los residentes blancos.

La trágica realidad es que el COVID-19 destacó y exacerbó la existente inequidad estructural y de salud de nuestra sociedad. Las comunidades que experimentan hace largo tiempo resultados de salud deficientes debido a la falta de acceso a la atención médica y por desventajas sociales, económicas y ambientales, continúan siendo las más golpeadas. Estas comunidades también constituyen una gran porción de los trabajadores esenciales que mantienen nuestra sociedad funcionando.

En medio de todo este sufrimiento, vimos muchos ejemplos de comunidades uniéndose para apoyarse mutuamente. La gente cosió mascarillas para los trabajadores de salud. Los trabajadores esenciales – desde el personal del supermercado y proveedores de cuidado infantil hasta paramédicos – arriesgaron sus vidas para mantener a las comunidades funcionando. Los bancos de alimentos y sus voluntarios  expandieron sus esfuerzos en medio de la creciente inseguridad alimentaria, incluyendo proveer opciones de alimentos tradicionales con relevancia para diferentes grupos culturales. Jóvenes y mayores salieron a las calles – o ayudaron a los manifestantes de otras maneras – para llamar al fin de la violencia policial y declarar al racismo como una crisis de salud pública.

Y todos esos esfuerzos hicieron una diferencia – el Condado de King ha tenido uno de los índices más bajos de infección del COVID-19 en las regiones a nivel nacional.

Impactos en los adultos mayores

El COVID-19 ha tenido una particular carga, tanto en términos de aislamiento como de morbilidad, en los adultos mayores y las personas que cuidan de ellos. Casi 80% de las muertes locales por COVID-19 han sido entre personas de 70 años o más. Esta población también ha sido atendida y apoyada por cuidadores en el hogar, familias y personal, que ha mostrado una sorprendente capacidad de recuperación tomando en cuenta estos desafíos.

Hoy, mientras lamentamos un año de vidas perdidas por el COVID-19, también revisamos las dificultades, la perseverancia, y los avances que se han logrado en esta lucha contra el COVID-19 entre los adultos mayores.

Centros de cuidado a largo plazo

Más de 58 % de las muertes del Condado de King han sido entre residentes, personal o visitantes de centros de cuidado a largo plazo (LTCF).

Por esta razón los LTCF (los cuales incluyen centros de enfermería especializada, instituciones de vivienda asistida, y hogares grupales de cuidado llamados hogares familiares para adultos) han tenido un mayor enfoque en la respuesta al COVID-19 por parte del departamento de Salud Pública.

Mientras el brote continuaba, el departamento de Salud Pública implementó sistemas de ayuda para los LTCF (sitio web solo en inglés) para garantizar el equipo de protección personal de emergencia, particularmente para los pequeños Hogares familiares para adultos que enfrentaban desafíos para realizar pedidos. Salud Pública se unió con colaboradores estatales y locales para crear equipos de pruebas móviles y soporte técnico que rápidamente visitan los centros con casos confirmados y hacen pruebas a todos los residentes, ayudando a prevenir brotes más grandes. Hoy, casi cada centro de enfermería especializada o instituciones de vida asistida hacen pruebas a todo el personal al menos una vez a la semana – un enorme paso hacia el control de la infección.

Como resultado de este trabajo, hemos visto un mayor declive de casos en los LTCF. De hecho, la semana pasada marcó un gran suceso: La primera semana en el último año sin nuevos casos en un LTCF. Esto también significa que Salud Pública está mejor preparada para apoyar a los LTCF en control de prevención en el futuro.

Adultos mayores viviendo en casa

Muchos otros adultos mayores, muchos dentro de comunidades de personas de raza negra, indígenas, y personas de color, viven en casa o con su parentela. Algunos comparten hogares multigeneracionales con trabajadores esenciales, lo que dificulta el control de las infecciones en el hogar. Otros enfrentaron desafíos en obtener información clara y confiable sobre el COVID-19. Los adultos mayores viviendo solos enfrentaron un aislamiento extremo, reconociendo que cualquier interacción personal podría ser una sentencia de muerte.

Salud Publica lanzó una campaña por correspondencia directa para los adultos mayores BIPOC a lo largo de todo el Condado de King, personalizando correos en diferentes idiomas con información sobre sitios cercanos de pruebas para el COVID-19, recursos de salud mental para adultos mayores, y consejos para reuniones durante la época de fiestas más seguras.

Una gran parte del trabajo para llegar a los adultos mayores no habría sido posible sin la ayuda de los colaboradores de la comunidad, en particular para llegar a aquellos que no hablan inglés como idioma materno o que tienen una desconfianza histórica hacia las prácticas del gobierno. El departamento de Salud Pública trabaja con líderes comunitarios establecidos que representan a 30 idiomas y grupos étnicos, y con más de 100 organizaciones religiosas para ayudar a difundir información y recursos. Más de una docena de organizaciones que representan a la comunidad, la educación, la vivienda, las empresas y más, formaron el  Grupo Consultivo Comunitario sobre Pandemia y Racismo (sitio web solo en inglés) que se reúne regularmente con los líderes del departamento Salud Pública para informarles sobre de las necesidades de la comunidad y ofrecer consejos sobre el trabajo estratégico.

Resiliencia sorprendente

Adultos mayores y sus cuidadores han mostrado creatividad y una sorprendente resiliencia ante circunstancias muy difíciles. Muchos cuidadores ponen en peligro su propia seguridad para asegurar que los pacientes reciban los cuidados necesarios, a menudo trabajando horas extras debido a la escasez de personal cuando sus compañeros de trabajo se enferman.

El personal en los LTCF se puso creativo para encontrar nuevas maneras para que los residentes sintieran un sentido de conexión, dadas las restricciones sobre las visitas y reuniones sociales. El personal estableció citas regulares para ayudar a los residentes a utilizar herramientas virtuales para mantenerse en contacto con sus familiares y amigos. En las instalaciones jugaban “bingo en el pasillo”, caminando de un lado a otro por los pasillos anunciando los números de bingo mientras los residentes participaban desde habitaciones separadas.

Los que están afuera, también intensificaron sustancialmente sus esfuerzos. Se formaron grupos de ayuda mutua para entregar comestibles y provisiones para adultos mayores confinados en sus casas.  Voluntarios del Programa de defensores de cuidados a largo plazo del Estado de Washington (sitio web en inglés) le mandaron miles de cartas e hicieron llamadas telefónicas a los residentes para que ellos supieran que la gente pensaba en ellos.

Comienza la vacunación

Dado su estado de alto riesgo, los residentes y trabajadores de los LTCF y personas mayores de 65 años fueron algunos de los primeros grupos con derecho para recibir vacunas en Washington.

Si bien la mayoría de los residentes de los LTCF recibieron vacunas a través de la Asociación Federal de Farmacias, muchos pequeños Hogares familiares para adultos no participaron en esta colaboración. Y muchos otros adultos mayores y sus cuidadores tuvieron dificultades para conseguir citas para vacunarse a través de los proveedores de atención médica. El departamento de Salud Pública ha trabajado para llenar estos vacíos, especialmente entre los adultos mayores BIPOC en el sur del Condado de King.

El departamento de Salud Pública se ha asociado con organizaciones comunitarias para programar citas de vacunación para los adultos mayores que cumplen con los requisitos, incluso se han reservado citas para la población prioritaria en nuestros sitios de vacunación de Kent, Auburn y Redmond.

En conjunto con la Ciudad de Seattle y los departamentos de bomberos locales en todo el Condado de King, hemos establecido 17 equipos móviles de vacunación. Visitan a hogares familiares para adultos, viviendas para adultos mayores de ingresos bajos y ahora estamos realizando citas puerta a puerta para adultos mayores confinados en sus casas. Cuando llegó la hora de su visita de vacunación en casa, un adulto mayor dijo “Quisiera abrazarle, pero sé que se supone que no debemos abrazarnos.”

Como resultado de estos esfuerzos, hoy, todos los LTCF – incluidos hogares familiares para adultos– han recibido al menos una visita de vacunación. 

Y, en todo el condado, el 59% de los adultos mayores de 75 años han recibido al menos una dosis, y el 52% de personas de 65-74 años han recibido al menos una dosis de vacunación.

A pesar del progreso que hemos realizado con las organizaciones comunitarias para priorizar a los adultos mayores BIPOC para citas de vacunación y visitas en casa, las disparidades raciales y étnicas en los índices de vacunación permanecen. Entre los adultos hispanos y de raza negra de 65 años o mayores, el 38% y el 30% respectivamente, han recibido al menos una dosis, comparado con el 49% de los adultos mayores de raza blanca. Tenemos mucho más trabajo por delante para llenar estos vacíos.

Reflexionando sobre un año difícil

Este año ha sido increíblemente difícil para todos. Nosotros en el departamento de Salud Pública, estamos muy agradecidos con los adultos mayores por los sacrificios que han hecho para mantenerse seguros este año mientras esperábamos la vacuna, también estamos agradecidos con los cuidadores que han puesto sus vidas en peligro para proteger la salud de los demás, y con nuestros colaboradores que han sido una parte integral en proporcionar recursos y mensajes a los adultos mayores. 

Sobre todo, innumerables individuos en todo el Condado de King han hecho sacrificios diariamente para impedir la propagación del virus y proteger a sus familias, vecinos y la comunidad. Y esto está haciendo una diferencia. El Condado de King ha tenido uno de los índices de casos más bajos a nivel nacional.

Pero, estos sacrificios y éxitos no reemplazan la pérdida de muchas vidas. No eliminan las profundas disparidades étnicas y raciales. Y la pandemia aún no se ha acabado. Tiene el potencial de afectar nuestra salud mental y bienestar por una generación o más. Todavía hay mucho trabajo por hacer, tanto para recuperarse del COVID-19 como para construir una sociedad más equitativa, contra el racismo, que apoye y valore la salud y las vidas de todos los habitantes.

Los colaboradores estatales y locales importantes que apoyan a los LTCF incluyen:

  • Aging and Disability Services, the King County Area Agency On Aging
  • Washington State Long Term Care Ombudsman
  • Adult Family Home Council
  • Leading Age
  • Seattle Fire Department
  • Washington Health Care Association