UNA CONVERSACIÓN SOBRE LA ESPERANZA Y LA DESESPERANZA

Por Maureen Horgan, Community Wellness Group (Grupo Comunitario de Bienestar Emocional)

Adaptarse a los cambios impuestos por el COVID-19 ha sido muy difícil para todos. Algunos están navegando por diferentes capas de pérdida y pena (página en inglés). Muchos están sintiendo oleadas variadas de esperanza y desesperanza. Para aquellas personas con problemas de salud mental, este tiempo ha sido una continuación y posiblemente una amplificación de esos pensamientos y sentimientos. La salud mental nos afecta a todos y conlleva varios desafíos e inquietudes. Si usted o alguien que conoce necesita apoyo, no está solo. Hay apoyo disponible.

Hablamos con Diana Cortez Yánez, una residente del condado de King que ha vivido con depresión y ha encontrado esperanza. Ella comparte acerca de su camino a través de los sentimientos de desesperación y soledad, buscando apoyo y las herramientas que le ayudaron a navegar por este tiempo. Advertencia de contenido: referencias al suicidio y las autolesiones.

Public Health Insider:  Gracias por tomarse el tiempo para hablar con nosotros sobre su experiencia de vivir con la depresión y los pensamientos suicidas. ¿Qué le ha ayudado a sobrellevar la depresión y qué le sigue ayudando durante este momento de restricciones por el COVID-19?

Diana:  Ha sido un camino largo y sinuoso con muchos altibajos, pero desde donde estoy ahora, todo valió la pena. Al principio fui impulsada por la desesperación, y finalmente pude superarla con la Terapia Dialéctica de Comportamiento (Dialectical Behavioral Therapy, página en inglés), habilidades aprendidas para la vida diaria, distracción y conexión social. Una de las cosas más importantes que aprendí fue que las cosas no seguirán como están, cambiarán. Esto me dio esperanza. Estas mismas cosas me ayudan a superar cualquier crisis.

¿Sabía que estaba deprimida o quizás usó una palabra diferente para la depresión?

Para mí, describiría mi depresión como si siempre tuviera una nube negra sobre mi cabeza. Yo estaba desilusionada con la vida y no tenía esperanzas para el futuro, aunque no tenía ninguna razón específica para esto. No importa lo que yo hacía para tratar de sentirme mejor, todavía me sentía fatal. Al final, nada importaba. En una situación en la que la mayoría de la gente estaría triste, ¡yo estaría devastada! Puede que no haya pensado en la palabra depresión, cuando pensaba en lo que yo estaba pasando, pero sabía que lo que yo experimentaba no era solo tristeza. No conocía a nadie más que se sintiera como yo. Nadie hablaba de eso. Me sentía sola y aislada.

Inicialmente, ¿encontró algo o alguna persona que fuera de ayuda?

No, al principio nadie parecía comprenderme. Ni en mi familia ni en mi círculo social. Nunca había conocido ni escuchado de nadie que yo conociera que fuera suicida. Mi familia hacía muchas sugerencias bien intencionadas, pero no útiles, como “piensa positivamente”, “levántate, trata de hacer más, haz ejercicio”, “come más sano”, y los amigos decían cosas como “tal vez si te esforzaras más”, “quizás si tuvieras más fe en Dios”. Estos comentarios solo me hacían sentir peor, especialmente cuando yo lo intentaba con la poca energía que tenía y todavía no me sentía nada mejor.

¿Alguna vez se sintió tan desesperada que pensó en el suicidio? ¿Qué le ayudó más en momentos de desesperación?

Cuando no encontraba nada que me ayudara ni ningún apoyo, me sentía desesperada. En ese momento, creía que terminar con mi vida era la única forma de salir del insoportable dolor emocional que estaba sintiendo. Finalmente, hice varios intentos. Terminaba yendo al hospital después de cada intento, quedándome por 2 a 3 semanas, y luego volvía a la misma situación que me había llevado allí.

La última vez que me hospitalizaron fue diferente. Fui a un hospital en una ciudad más grande y estaban usando la terapia basada en la evidencia, la Terapia Dialéctica de Comportamiento (Dialectical Behavioral Therapy, o DBT por sus siglas en inglés). Esta es una terapia que ha demostrado ayudar a las personas con tendencias suicidas. ¡Todo lo que hicieron fue diferente a lo que yo había experimentado antes! Me sentí escuchada, me dijeron que había esperanza y, debido a como lo que estaban enseñando, lo creí. Aprendí cosas que pueden ser de ayuda en momentos de la más profunda desesperación, un periodo de tiempo que en realidad puede ser corto pero muy intenso. Aprendí que yo tenía que haber implementado medidas de seguridad antes de llegar a esa situación, como un círculo de apoyo de seres queridos que comprendían mi situación y a quienes yo podía acercarme cuando estaba en crisis. Y, por último, recordar que no importa lo mal que le haga sentir, no duraría para siempre.

¿Qué les pareció su depresión a las personas a su alrededor?

Antes de encontrar ayuda, era muy difícil. No lo entendían. ¿Cómo podrían entender? Ni siquiera yo lo comprendía.  Temían hacer preguntas, de decir cualquier cosa, por miedo a que eso pudiera hacerme perder el control y volver a intentar quitarme la vida, o que yo llegara a sentirme peor. Finalmente, para algunos de ellos, después de pasar por esto varias veces y no comprender lo que estaba pasando, su miedo se convirtió en ira. Fue especialmente difícil para los jóvenes a quienes yo había ayudado a criar.

La Terapia Dialéctica de Comportamiento que me enseñaron en el hospital fue especialmente útil en esta área. De hecho, me preguntaron por quienes me sentía apoyada y los trajeron, y todos hablamos sobre la depresión y el suicidio. Pude expresarme con ellos sobre lo que yo había pasado, al igual que ellos conmigo, y ahora entendieron lo que podría ayudar o no en nuestra interacción. De hecho, nos sentíamos más cercanos de lo que antes habíamos estado.

¿Qué palabras de consuelo y sugerencias tiene usted para otras personas que puedan sentirse desesperadas y deprimidas?

Entiendo que está sufriendo. Que parece que las cosas nunca cambiarán. Hay ayuda. No se sentirá así para siempre. No importa lo mal que se sienta o lo sombrío que se torne todo, acérquese a otros, ¡en cualquier forma que crea que pueda! ¡Y deje que otros le tiendan la mano! Hágale saber a alguien cómo se siente. Hay otros por allí que sienten lo mismo. ¡No está solo! Incluso hay quienes nos hemos sentido así, y que ahora vivimos, no solo sin querer morir sino viviendo una vida que hemos creado que vale la pena vivir. ¡Lo mismo puede hacerse realidad para usted!

Diana Cortez Yánez es una defensora y consultora que trabaja con Now Matters Now (“El Ahora Importa Ahora”), brindando habilidades y apoyo para hacer frente a los pensamientos suicidas: www.nowmattersnow.org (página en inglés).

Publicado originalmente el día 23 de septiembre de 2020.